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Asociación de Veciños A Fonte de Fornelos

Novas

(07-10-2008)

De la Costa da Morte a Suiza, unas veinte horas de taxi

Ángel Vázquez lleva 22 años realizando al menos tres veces al mes el recorrido entre Baio y Berna

«Taxi, lléveme a Suiza». ¿A quién se le podría ocurrir pedir algo así? Pues, desde hace 22 años, a centenares de vecinos de la Costa da Morte. Ángel Vázquez Pose es la persona que puede cumplir ese deseo. Él y un puñado de taxistas más de Galicia que se conocen al dedillo la ruta de unos 4.000 kilómetros ida y vuelta y unas veinte horas de trayecto solo de ida. Él es, probablemente, el más veterano, porque lleva 22 años, seis coches (cuatro Mercedes y dos Peugeot) y unos tres millones de kilómetros. Nunca los contó, pero calcula que por ahí andará la cosa, cien mil más, cien mil menos.

Ángel fue emigrante en Suiza antes que taxista, y ahí empezó a ver la ruta. Pasó trece años en la Confederación Helvética y su regreso fue, como el de Sísifo, un eterno viaje de ida y vuelta al mismo lugar. Fue llegar a casa, ponerse a trabajar con el taxi y empezar a llevar y traer emigrantes. La mayoría, como él, que es de Baio, naturales de la Costa da Morte, principal comarca española de la emigración a Suiza.

En estos años se ha hecho con una clientela fija y variada: niños que van a ver a sus padres o vienen a visitar a los abuelos (a muchos los ha visto crecer en sus asientos), retornados con asuntos pendientes... Hay de todo. Generalmente, con tres pasajeros de media; a veces dos, a veces cuatro. Y a 150 euros por trayecto, que puede variar en función del destino final o la carga. No es lo mismo ir a Ginebra que a Berna, que es el límite que se pone. En medio, largas horas y distintos paisajes por Burgos, Vitoria, Burdeos, Limoges y entrada por Ginebra. Tras la llegada, pasa dos noches en el destino, y vuelta.

Ahora, las cosas no son como eran. «Calculo que isto baixaría un 30%», señala. No hay más que ver las tablas estadísticas. En 1974, había 176.000 españoles en Suiza. En 1990, 130.000. La cifra sigue bajando, y ahora están registrados 65.000, casi la mitad de ellos gallegos. Cada año regresan unos 2.300 debido a la edad, el cambio de los tiempos y un contacto con la tierra que nunca se perdió. Pero hay otros que no volverán: las segundas y terceras generaciones, muy preparadas y perfectamente integradas en la vida helvética, sobre todo en los cantones de habla francesa. Estas generaciones ya no cogerán ningún taxi de vuelta.


(05-08-2008)

Todas las caras de las fiestas

Hablamos de fiestas porque, si no lo hacemos ahora, en agosto, cuando las celebraciones revientan los carteles, ¿cuándo lo vamos a hacer? Hay muchas, y muy buenas. Un caso curioso es el de Fornelos, en Baio. No hace nada (tres años) que la entidad vecinal, llamada A Fonte por todo lo que significa ese lugar y su entorno, ya recuperado, comenzó a trabajar. Tomaron el primer domingo de agosto para su reunión anual, de comida y fiesta. El domingo, como quien no quiere la cosa, reunieron a 500 personas, que es medio millar en letras. Casi nada. Fue todo muy colorido, empezando por las camisetas, este año en color rojo (van rotando). Preside Estrella Balsas , pero Lucía Senande, la vicepresidenta, fue la encargada de la apertura. Tocaron los pandereteiros de Baio, el gaiteiro de A Torre, los gaiteiros y las cantareiras del lugar y Hechizo, en la verbena. Los de A Fonte, explica María Luisa Roel , de la directiva, repartieron una revista e invitaron a café y a chulas, porque, la comida, cada uno la suya. Francisco Otero , jefe del servicio técnico de la oficina agraria de Baio, fue uno de los invitados, y el alcalde de Zas, Manuel Muíño , con una agenda dominical de infarto, también se pasó a saludar. Así que, visto lo visto, la Fonte de Fornelos mana bien. Agua y actividad.



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