Belén Sousa Fernández, de Fornelos (Baio), asegura que jamás le había tocado nada. No se considera una mujer desafortunada, pero lo cierto es que el azar jamás se había puesto de su lado. Eso era antes, porque ahora se considera «la más afortunada del mundo». Hace unos meses, cuando la asociación de empresarios de Ponteceso empezó a repartir las rifas de su campaña de Navidad, Belén entró en el videoclub Piruleta como en muchas otras ocasiones, ya que suele realizar sus compras en la localidad, porque su hermana regenta en allí una conocida cervecería.
«No recuerdo qué película alquilé, ni qué día fue exactamente, solo sé que debió de ser a finales de diciembre y que me dieron dos rifas», explica Belén Sousa. Tardó en mirarlas, y por eso también tardó en darse cuenta de que ella era la que tenía la papeleta con el número 87657, el agraciado con el coche que sorteaba la entidad empresarial. «Casi las tiro sin mirarlas», reconoce ya con las llaves de su flamante Chevrolet Matiz en el bolsillo. Las recibió este domingo, de manos de la directiva de la Asociación de Empresarios, que en total repartió más de 100.000 rifas entre los clientes de los 80 establecimientos que participaron en la campaña, que fue un auténtico éxito.
Belén está encantada con su premio, aunque asegura que no se quedará con él y que lo venderá: «Cambie de coche el año pasado y está nuevo», se justifica. Lo que tiene claro es que seguirá comprando en Ponteceso y, por supuesto, alquilando películas, porque el suyo fue un premio de cine.
En el lugar de Fornelos, en Zas, muy cerca de Baio, saben lo que es la cooperación vecinal. Lo saben desde que hace cerca de dos años echó a andar la asociación Fonte de Fornelos.
Lo que nació como una unión entre vecinos para recuperar zonas comunes se fue convirtiendo, poco a poco, en algo más. Aquella iniciativa sirvió para unir lazos y la unión tuvo su reflejo, el año pasado, en la primera Festa da Fonte.
Este verano -el primer domingo de agosto- se celebró la segunda y, a juzgar por la afluencia de público, fue todo un éxito. Más de 400 personas se reunieron en el campo da festa. Y eso que en Fornelos no pasan de cien vecinos.
La cita sirvió para que aquellos que viven fuera de la localidad volvieran a ella para pasar un día con sus vecinos. Quienes pasan el año en Suiza y las vacaciones en casas tuvieron una buena excusa para charlar con los suyos. Los hubo incluso que cogieron un avión exclusivamente para acudir a la celebración.
Que la fiesta tenía un carácter familiar y de exaltación de la amistad lo demuestra la uniformidad de los asistentes. Todos aparecieron en el campo da festa con las camisetas amarillas repartidas el día anterior por la asociación.
Cada uno aportó sus productos para celebrar juntos una gran comida campestre, con chulas y cafés de postre. Y foguetes.
Hubo comida y hubo música, la del dúo Óbice Capital. Y también un homenaje, con placa incluida en una piedra al lado de la fuente, para recordar a todos aquellos que donaron bienes propios para el bien común, empezando por Gumersina Vidal Blanco, la primera en ceder a los vecinos una finca. Le siguieron otros.